Los agentes de seguridad iraníes detuvieron hoy a manifestantes que pretendían llevar a cabo una serie de sabotajes y atentados en el primer aniversario de las protestas en el país tras la muerte de Mahsa Amini, una joven que se encontraba en prisión acusada de no cumplir con las reglas de vestimenta de las mujeres.
«Las fuerzas de seguridad de Irán capturaron a varios terroristas que habían conspirado para disparar contra personas en una manifestación ilegal en Saqqez (lugar de nacimiento de Amini), una ciudad en la provincia occidental de Kurdistán», publicó la agencia de noticias local Tasnim.
El arresto fue para cuatro personas y se confiscaron una serie de armas y equipos, incluidos rifles AK-47, pistolas, escopetas de caza, armas blancas y dos uniformes de las fuerzas militares de Irán, informó la agencia Sputnik.
El descubrimiento de los dos uniformes revela que los manifestantes habían tramado un complot para disparar contra las personas y acusar del crimen a las fuerzas militares iraníes.
Además, la agencia Tasnim indicó que en los últimos días, en las ciudades de Sanandaj y Marivan, fueron detenidos varios miembros de grupos extremistas antigubernamentales que planeaban realizar una serie de ataques de sabotaje y así, socavar la seguridad de la provincia de Kurdistán.
Tasnim señaló que en la provincia de Isfahán también fue arrestado casi un centenar de personas, instando tanto a los ciudadanos como a los aldeanos a iniciar disturbios y protestas en la región.
Asimismo, informó que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (unidades de élite de las Fuerzas Armadas iraníes) identificó y detuvo en la localidad de Qarchak, ubicada a unos 20 kilómetros al sur de Teherán, a un extremista más con planes de realizar atentados en la capital.
En los últimos días, las fuerzas de seguridad de Irán están en alerta debido al primer aniversario de la muerte de Amini, que se cumple hoy, que fue el detonante de protestas y disturbios en el país durante meses.
Según las autoridades, Amini, una joven de 22 años, fue trasladada a un centro policial para una charla explicativa, donde sufrió un paro cardíaco mientras estaba bajo custodia y, si bien fue llevada de inmediato a un hospital, falleció a los tres días.
Su muerte dio origen a un movimiento de protesta sin precedentes en los últimos años en Irán que se saldó, según la organización no gubernamental Iran Human Rights, con más de 550 muertos por la represión de los manifestantes.
Las autoridades iraníes consideran que los disturbios fueron orquestados desde el extranjero y acusaron a los países occidentales de apoyar a los manifestantes, los cuales difundieron en los medios de comunicación mensajes «subversivos y antiiraníes» y pidieron el derrocamiento del Gobierno de Irán.
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